26 Ene Mujer, Montaña y Cáncer: Miren Rojo
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“No he dejado de hacer deporte en ningún momento, solo me he ido adaptando a lo que mi cuerpo me permitía en cada etapa”.
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Soy profesora y practico marcha nórdica desde hace más de 10 años. Desde el momento en que conocí este deporte me cautivó, se puede practicar al aire libre, sola o en compañía y puede ser lo exigente que una se plantee. Tanto es así, que fui incrementando poco a poco su práctica hasta que comencé a practicarlo también a nivel competitivo.
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Para mí, salir con mis bastones a hacer marcha nórdica ha llegado a ser una rutina en mi día a día, una manera de hacer deporte y de relajarme al mismo tiempo. Es un deporte técnico, que requiere un alto nivel de concentración y esto ayuda a sentir el momento, olvidar los problemas y centrarte en las sensaciones, en una palabra a desconectar.
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A finales de febrero me diagnosticaron un cáncer de mama y en ese momento todo cambió. Cuando recibes una noticia así hay una multitud de sentimientos y pensamientos que se entremezclan y no sabes muy bien qué va a pasar. En esos primeros días, antes de que me operaran, recibí dos buenos consejos: que me apoyara en mi gente y que siguiera haciendo deporte, que no lo dejara. Y no he dejado de hacer deporte en ningún momento, solo me he ido adaptando a lo que mi cuerpo me permitía en cada etapa. Me ha ayudado a hacer frente a la montaña rusa emocional que he vivido.
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Salir a caminar con mis bastones, al aire libre, con la vista puesta en el horizonte, concentrada en la respiración, me ayudó a relajarme y me aportó serenidad. Si además, salía con mis compañeros del club, la sensación era mucho mejor. Nunca podré agradecerles lo suficiente que me hayan acompañado en este camino.
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Desde el punto de la salud, creo que me ha ayudado y me está ayudando a recuperarme mejor. Cuando los médicos me dijeron que podía empezar a recuperar mis rutinas deportivas (coger los bastones, volver al gimnasio…) solo tuve que escucharme y estar atenta a las sensaciones que iba teniendo y si algún movimiento me molestaba, esperar un tiempo y luego volver a intentarlo. Con la radioterapia perdí bastante capacidad pulmonar y tuve una gran sensación de fatiga.
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Esos fueron meses difíciles para mí, pero no dejé de caminar y poco a poco me planteé una nueva meta: participar en la prueba de Copa de España que se iba a celebrar en septiembre en Azagra. Mi objetivo era competir conmigo misma, con mis sensaciones e intentar acabarla. Y lo conseguí. ¡Qué sensación al cruzar la meta! ¡Indescriptible! Y después vinieron otras.
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Ahora voy retomando poco a poco mi normalidad. Sigo acompañada de mis bastones y estoy segura de que parte de mi recuperación se la debo a ellos y a esos dos buenos consejos que recibí.
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Miren Rojo
Marchadora nórdica y superviviente de cáncer
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