31 Mar Mujer, montaña y cáncer: Silvia Romero
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No importa el tiempo que se tarde en alcanzar un objetivo. Lo importante es luchar por los sueños con alegría e imaginación.
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Desde mi infancia estoy unida a la naturaleza, a las montañas, a los valles, a los ríos… a la vida. Me emociona descubrir nuevos lugares, paisajes, subir montañas y conocer los seres vivos que las habitan.
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A los 31 años me vi en la mesa de un quirófano en Madrid. Cuando desperté me comunicaron que tenía un cáncer de mama bastante agresivo. Una vez aceptada la noticia y controlado el miedo, decidí tomar control consciente de mis decisiones. Me comprometí a luchar por la vida en general y por la mía en particular.
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Y…. ¿cuál era y es mi mayor ilusión?, pues estar en las montañas y la naturaleza por supuesto.
De esta forma empezó mi batalla personal contra mi cáncer y el de los demás.
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Tras el diagnóstico vino el tratamiento, que consistió en dos años de quimioterapia dura. Cinco años más de terapia hormonal y nueve intervenciones quirúrgicas repartidas en siete años. Un vaciado axilar fue parte de la primera cirugía, que tuvo como secuela un riesgo alto de linfedema en el brazo derecho.
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Los médicos me prohibieron casi cualquier deporte: nada de senderismo, nada de mochilas, y de subir montañas ni hablar. Además, me aseguraron que nunca volvería a tener la movilidad previa a la operación.
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Fue un momento muy duro, pero decidí luchar para volver a los montes. Busqué diferentes estrategias y soluciones según las limitaciones que tenía en cada momento.
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Entrenaba el brazo constantemente y finalmente recuperé el 100% de la movilidad. Sustituí la mochila por riñoneras. Cambié la manera de hacer la mochila para minimizar el peso. Aprendí a controlar y autotratar mi linfedema al igual que otros efectos secundarios que me limitaban mucho en las rutas de montaña.
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Me trasladé de Madrid a Extremadura. Primero para trabajar en el diagnóstico precoz de cáncer, y segundo porque vivir en Cáceres me permite tener un acceso más rápido y sencillo a las montañas y a la naturaleza.
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Después de 5 años del diagnóstico defendí mi tesis doctoral sobre el cáncer de mama y ovario hereditario. Un documento lleno de esperanza. Enseguida formé parte de varios grupos de montaña extremeños donde tengo grandes amigos y compañeros de aventuras. Ellos son un pilar muy importante en mi vida.
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En junio de este año cumplo 16 años de supervivencia al diagnóstico. En ningún momento he dejado de visitar montañas, valles, cuevas, etc. He llegado a cimas y visitado lugares que jamás hubiera imaginado antes. Mi futuro está repleto de ilusión y nuevos retos.
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Creo que la vida es un camino lleno de circunstancias diferentes. Unas mejores que otras, pero todas nos enseñan a adaptarnos para superarlas. No importa el tiempo que se tarde en alcanzar un objetivo, incluso a veces hay que dar rodeos. Lo importante es luchar por los sueños con alegría e imaginación.
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Adelante, siempre adelante. Ésta es la única esperanza.
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Silvia Romero Chala
Bióloga, montañera y luchadora.
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