Mujer, Montaña y Cáncer: Bea Valencia
Entrevista a Bea Valencia Guía de montaña y superviviente de cáncer
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Bea Valencia, superviviente al cáncer, guía de montaña, en un espacio natural

Mujer, Montaña y Cáncer: Bea Valencia

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El diagnóstico de un cáncer en el pecho derecho fue el preámbulo de muchos cambios en mi vida y con ellos, dudas, inseguridades, miedos, guerras internas, externas, y a la vez fue la oportunidad para muchas otras cosas.

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Soy guía de montaña desde hace un tiempo y, en mis últimos años guiando barrancos, me gusta presentar la actividad como un deporte de gallinas. Sí, resulta que hay muchas palabras que comienzan por “co” y nombrarlas me parece ideal para hacer una aproximación pedagógica de qué vamos a hacer y cómo.

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La primera “co” es la de concentración. Estamos en la naturaleza, con los riesgos que en ella podemos encontrar: corrientes de agua, caídas de piedras, rocas que resbalan, animales. Por lo que debemos mantener la concentración en todo momento para evitar el peligro.

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Cooperacióncolaboración y colectividad, son casi sinónimos. Ya que nos movemos en grupo, la progresión será más eficiente si trabajamos en equipo y nos ayudamos. Iremos más rápido y será más agradable si nos damos la mano ante la dificultad.

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Confianza. Ni qué decir tiene que quien guía debe dar seguridad, y también el resto del grupo. Pero lo más chulo es que cada persona vaya ganando confianza en sí misma.

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Debemos tomar conciencia de dónde estamos, apreciar los valores naturales que nos rodean y respetarlos. También debemos ser conscientes de quiénes somos, de nuestras limitaciones, miedos y fortalezas. Comunicarlo podría ayudarte y, quizá, también a alguien más. Sin hablar de la comunicación efectiva de las consignas de seguridad, claro.

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La coordinación, en términos fisiológicos; el conocimiento de cómo superar un obstáculo, la comida, el compañerismo, co, co, co, co.

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El diagnóstico de un cáncer en el pecho derecho fue el preámbulo de muchos cambios en mi vida y, con ellos, dudas, inseguridades, miedos, guerras internas, externas y, a la vez, la oportunidad para muchas otras cosas.

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No paré de correr, que era mi deporte, pero dejé de mirar el cronómetro para mirarme a mí misma y encontrarme. Pude escalar más que nunca y hoy mis pectorales radiados lo agradecen. Tras el tratamiento, comencé en un nuevo trabajo guiando travesías de varios días y, a los dos años, en un control médico, cayó otro diagnóstico de cáncer en el pecho izquierdo…

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¡Vaya! Ya sé de qué va todo esto, es como un parque de atracciones, montaña rusa de emociones, caída libre, pasaje del terror, tío vivo y, de nuevo, la aventura mi mejor terapia: concentrarme en otras cosas, confiar en mí, conciliación, comunicación, conocimiento, colectividad, otros muchos  “cos”… pero sobre todo, consciencia.

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Bea Valencia
Guía de montaña y superviviente de cáncer
www.un2trek.com

 

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