28 Sep Mujeres abriendo huella: Raquel García Ceballos
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“Es imposible contar todo lo que viví en los 85 días que estuve en Nepal…
¡Cuánto nos queda por aprender de una gente que no tiene prácticamente nada más que felicidad!”
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¿Quién es Raquel García Ceballos?
Cántabra “montañesa y montañera”. Apasionada de las montañas y cordilleras, si tuviera que llevar en el alma alguna de ellas, serían mis queridos Picos de Europa, por el hecho de que son los que me han visto crecer en todos los sentidos desde lo más alto. ¿Quién soy…? Os lo dejo a vuestro criterio, porque cada una y uno tendrán su opinión, mi madre dice que soy la mejor hija del mundo, mi pareja que soy un amor, mis amigas y amigos me quieren sin condiciones, así que el resto a vuestra elección…
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No me gusta competir más que conmigo misma que ya es bastante, tampoco me obsesiona alcanzar cimas cada vez salgo a la montaña, lo que quiero es disfrutar de ellas con su correspondiente sufrimiento cuando toca. Por vocación montañera y pintora, aunque se vean distantes desde fuera, no existe una sin la otra, ya que todas las montañas y en general la naturaleza son mi inspiración cuando plasmo lo que siento en un lienzo.
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Has hecho historia, háblanos un poco de eso.
El 8 de marzo de 2019 empezó todo, no podía haber comenzado mejor día, fue premeditado no os penséis que fue casual porque no creo en las casualidades, pero si en las causalidades. Ninguna española había conectado caminando el Kangchenjunga, Makalu, Everest, Lhotse, Cho Oyu, Manaslu, Annapurna y Dhaulagiri, en 66 días, 1.100km y más de 35.000 metros de desnivel acumulado. Es imposible contar todo lo que viví en los 85 días que estuve en Nepal, intentaré resumirlo mucho.
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Me quedo con los buenos y con los malos momentos vividos, el no poder hacer alguna de las jornadas por mi rodilla o las 3 gastroenteritis fue la parte más física donde también la cabeza entra juego y no piensas más que en abandonar, pero por una misteriosa razón el cuerpo quiere seguir sufriendo, ¿no estoy mal de la cabeza, no…?
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Poneros en la situación de estar en una aldea remota, en medio de la nada en un monasterio de unas 80 mujeres lamas ANIS, curioso que el lama (superior) fuera un hombre, esto va con retintín. Llegué allí en un jeep ya que la noche anterior estuve echando todo lo que había en mi cuerpo en un agujero hecho en el suelo (así son los baños en Nepal), a su favor es la postura natural de cuerpo. Al día siguiente teníamos que hacer el paso del Tinsang La pero ahí mis fuerzas dijeron basta, estuve 2 días metida en un camastro dentro del saco con un par de murciélagos disecados dentro de un armario, con suero bebible y cómo no comiéndome la cabeza durante 48 horas. Lo mejor de esa estancia, asistir a una puja budista de verdad, donde los únicos extranjeros éramos nosotros.
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Como no recuerdo el orden de los días, otra jornada más caminando y comiendo arroz blanco ya que por mis problemas digestivos el Dal bhat no me sentaba bien. Veíamos humo a lo lejos ¿qué podría ser? nunca lo imaginaríamos, estábamos entrando en una aldea por la que nunca había pasado un extranjero, dos anécdotas viví aquí. El humo misterioso resultó ser un búfalo de agua, lo estaban quemando para quitarle bien la piel y luego repartirlo entre toda la aldea, ¡cuánto nos queda por aprender de una gente que no tiene prácticamente nada más que felicidad!
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Sentada en el suelo al lado de una señora de etnia gurung, después de analizarme durante un buen rato, imaginaros, yo soy medio rubia, pelirroja “pelirrubia” me llaman, con el pelo rizado y muchas pecas, no sé porque me miraba tanto jajaja (casi era como ellos…) me cogió la mano la volteó y empezó a frotármela para quitarme mis pecas, traté de explicarle que nací con ellas.
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En muchos momentos me sentí invisible como mujer, pero fueron los que menos, la verdad es que considero que Nepal, aunque sea un país denominado del tercer mundo, tiene mucho que enseñarnos en cuestión de valores, aquí parece que los vamos perdiendo por el camino a medida que los avances tecnológicos nos alcanzan.
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Me quedo con una frase que me dijo el gran alpinista Sergi Mingote en la famosa pizzería «Fire And Ice» en Katmandú, “llevo más de 20 años viniendo a Nepal y no he vivido lo que tú en 66 días…”
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Me siento agradecida y afortunada por vivir cada día (haciendo muchos sacrificios) pero haciendo lo que más me gusta, compartir mis expediciones deportivas y sociales a través de documentales por toda España, esos momentos en los que la gente te pregunta ¿POR QUÉ…? Y yo respondo Y POR QUÉ NO…
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¿Cómo te iniciaste en tu disciplina?
Ahí rompo un poco los esquemas ya que mi familia es más de mar que de montaña, pero me alegra romper costumbres y que sea el corazón el que te lleve al lugar que más quieres, en mi caso repito mis queridos Picos de Europa; ojo, vivo en un pueblo marinero precioso Suances y desde casa veo la playa, pero también mis Picos… Mis primeras salidas de montaña fueron con mi primo, su pareja y mi perro, ¡benditos días esos que me llevaron a apasionarme por las alturas!
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Una anécdota
Mi vida está llena de anécdotas, soy miope y con astigmatismo, a eso le añado mi despiste, imaginaros lo que puede ser un día conmigo y sin gafas. Desde que tu hermana te pille con el cochecito de bebé por la calle y me vuelva a pedirla perdón, hasta decir “hola” a tu padre saliendo del ascensor pensando que era un vecino, o confundir por la montaña una gallina con un perro.
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Un lema o frase que te mueva en la vida
«Cuando se te presentan cosas grandes en la vida no lo pienses mucho porque siempre vas a encontrar un PERO o un Y SI… para no hacerlo».
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Raquel García Ceballos
Artista, montañesa y montañera
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