Desde el área de Mujer y Montaña de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) iniciamos una serie de campañas que se denominan mujer, montaña y algo. Algunas veces es discapacidad, cáncer, salud…

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Hoy entrevistamos a Vicky Redondo Ramos. Gran esfuerzo y gran capacidad para salir adelante. Una mujer con una historia relevante que compartir. Una historia de vida, que es lección para muchos.

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Os dejamos aquí con toda esta conversación llena de superación.

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Vicky lucha día a día, segundo a segundo contra una enfermedad rara, de baja prevalencia. Una enfermedad con muy pocos casos. Ella sufre un síndrome de activación mastocitaria, una mutación de una molécula de su sistema inmune, que le defiende de todo y pone en riesgo en su vida. Su cuerpo reacciona de manera exacerbada ante ante cualquier sustancia.

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Al principio todo parecía apuntar hacía una reacción alérgica. Tras años de pruebas, se descubrió una alergia a todo. Casi siete años hasta que descubrieron esta afección.

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La normalidad del día a día es complicada para no exponerse a los desencadenantes que provocan las reacciones anafilácticas. La comida, condiciones ambientales (frío calor, calima…), medicamentos, productos de limpieza…

Ha vivido muchas situaciones ente la vida y la muerte. Desde el momento de la reacción y el proceso de acudir a urgencias. Entrar en un protocolo de urgencias, para salvar la vida. Alerta las 24 horas del día.

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Una enfermedad y toda un vida en la montaña. Vida de montaña y viajes solidarios.

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La enfermedad condiciona toda tu vida. Vicky descubría que «una vez que se pone nombre a la enfermedad ya sabes como organizar la vida para vivir de otra manera. Todo lo tienes que hacer de otra manera y debes aprender a nacer a otro modo de vida, pero la montaña tenía que estar«.

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Ya desde muy pequeña, siendo bebe, ya veía amaneceres en el Teide en brazos de su padre. Ya desde entonces la montaña está en sus venas.

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A pesar del revés de la vida, su sonrisa no desaparece. «Mi manera de ser, hace que la vida sea un aprendizaje constante. La naturaleza innata de mi temperamento, de como soy o como he ido flexibilizando en enfoque mental de aprendizaje, ha hecho que todas las vivencias, a pesar de lo duras que son, me hacen mantener la sonrisa. Es el sentimiento, el que yo soy así«.

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El haber vivido tantos años la montaña, en la naturaleza, le da la energía vital. Al estar en medio de la montaña hay un reequilibrio energético del que aprende. La naturaleza sabe reintegrar lo bueno y lo malo, la luz y la sombra. «A través de la naturaleza he descubierto integrar la enfermedad de otra manera donde lo más destructivo en la naturaleza tiene una capacidad de regenerar y hacer actividad en la montaña me ha enseñado a caerme y levantarme. Me centro más en el proceso de levantarse. Sabes que en montaña te puedes tropezar, puedes caer, llorar pero es fundamental centrar toda la energía en levantarte y eso es el proceso de la vida.»

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Yo siempre digo, que cuanto más duro es el camino más pura es el alma que lleva a la cima. Aquí saca su fuerza. Una forma de ver la vida de la que Vicky nos transmite «que no se rindan. Todos tenemos las mismas capacidades de resiliencia, siempre que afrontemos aquello, como una ocasión de enseñanza.»

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Ejemplo de superación, de ánimo. Un mensaje lleno de positividad. Luchar juntas para seguir adelante, para hacer montaña juntas.