07 Abr Mujer, montaña y salud: Carmen López
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Abril es el mes de concienciación del Síndrome de Sjögren y FEDME se une a su campaña de visibilización.
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Me llamo Carmen López, tengo 51 y padezco varias enfermedades que me restan calidad de vida. Una de ellas es una enfermedad autoinmune sistémica reumática que cursa brotes, el Síndrome de Sjögren primario. La marcha nórdica ha sido un gran descubrimiento. Es una forma de conectar con la recuperación, el bienestar y el placer del practicar ejercicio físico.
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Este síndrome afecta principalmente a mujeres y suele aparecer hacia los 40 años, aunque hay casos en personas mucho más jóvenes. Nuestros médicos de referencia son reumatólogos y/o internistas. El sistema inmunitario ataca principalmente a las glándulas de secreción externa, de ahí la extrema sequedad de ojos (xeroftalmia) y boca (xerostomía).
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Pero el Síndrome de Sjögren no solamente es eso, es mucho más: fatiga intensa, dolor articular y muscular, febrículas, niebla mental, insomnio, fenómeno de Raynaud, disbiosis bucal (que implica aparición de caries frecuentes), disbiosis gastrointestinal (que plantea muchos problemas con la alimentación), depresión, cuadros de ansiedad… Esta enfermedad es huérfana, no tiene tratamiento y a los pacientes se nos administran fármacos de otras patologías similares.
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Además, también estoy diagnosticada de hiperlaxitud articular, migrañas crónicas, neuralgia de Arnold y dolor pélvico crónico. En este contexto, hay tres tratamientos no farmacológicos fundamentales para intentar sentirse mejor y mantener una cierta calidad de vida: la atención psicológica, el cuidado de la alimentación y la práctica del ejercicio físico.
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Empecé a nadar a finales de los años 70. Siempre he competido, incluso en aguas abiertas y en categorías de veteranos. También he participado en triatlones por relevos haciendo el segmento de natación. Me gusta desplazarme en bicicleta por la ciudad y participar en carreras populares, pero el dolor pélvico crónico que padezco desde hace varios años me obligó a dejar este tipo de actividades.
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Fue entonces cuando comencé a buscar un deporte adecuado para mis patologías y pudiera combinarlo con la natación y los ejercicios de fuerza. Encontré una publicación científica de un grupo de investigación de Suecia en el que explicaban los beneficios de la marcha nórdica en mujeres con S. Sjögren primario.
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La marcha nórdica es un deporte de bajo impacto pero que moviliza gran parte de la musculatura y ayuda a mantener una postura corporal sana. Ahí empezó mi relación con este deporte tan amable y beneficioso. Lo primero fue buscar a una persona que me enseñase la base de la técnica y luego ya … practicar, practicar y practicar.
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La vida puso otra piedra en mi camino a finales del 2020: un cáncer de mama que me hizo pasar por quirófano y sesiones de radioterapia. Gracias a toda la información leída sobre los beneficios de la marcha nórdica en la salud, supe que también era muy indicado para la recuperación del cáncer y de los efectos secundarios de los tratamientos: en mi caso, cirugía, radioterapia y cinco años de tamoxifeno.
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Mantiene la forma física, reduce la pérdida de musculatura y activa el metabolismo. Mi oncólogo y mi reumatólogo me han apoyado en todo momento. Además, me hice una prueba de esfuerzo. Es muy importante contar con los profesionales para poder hacer ejercicio físico con seguridad.
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Resumiendo, la marcha nórdica ha sido un gran descubrimiento con todo un abanico de posibilidades ya que se puede practicar en solitario, en grupo, por la ciudad o por espacios naturales. Para mis patologías es una gran aliada. Salir con mis bastones es una forma de desconectar de mis enfermedades y conectar con la recuperación, el bienestar y el placer del practicar ejercicio físico.
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Carmen López Valiente
Afectada por el síndrome de Sjögren, superviviente de cáncer y marchadora nórdica.
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